La lavadora es uno de los electrodomésticos más imprescindibles de cualquier hogar, y cuando deja de centrifugar el problema no tarda en convertirse en una urgencia. Esta avería es una de las más frecuentes según los datos recopilados por servicios técnicos profesionales, y puede deberse a fallos mecánicos, electrónicos o incluso a errores de uso.
En esta guía completa te explicamos todas las causas posibles, cómo identificar el origen del problema y qué soluciones existen — tanto las que puede intentar el usuario como las que requieren la intervención de un técnico especializado.
El centrifugado es la fase del lavado en la que el tambor gira a gran velocidad para expulsar el agua de la ropa.
Cuando la lavadora no centrifuga, normalmente ocurre una de estas situaciones:
La lavadora llega al final del ciclo pero la ropa está empapada.
La máquina se queda detenida antes del centrifugado.
El ciclo se cancela o se reinicia solo.
La lavadora no pasa de 400–600 rpm aunque el programa indique más.
Antes de pensar en una avería grave, es importante revisar todas las causas posibles, porque algunas son muy simples y pueden solucionarse sin herramientas.
A continuación tienes un análisis detallado de las averías más frecuentes y cómo detectarlas.
Es la causa Nº1 en más del 40% de los casos.
Las lavadoras modernas incluyen sensores que impiden el centrifugado si detectan un desequilibrio en el tambor para evitar daños estructurales.
La lavadora hace intentos de girar pero se detiene.
Oyes golpes o movimientos bruscos del tambor.
El ciclo se alarga sin terminar.
Detén el programa.
Abre la puerta cuando el electrodoméstico lo permita.
Redistribuye la ropa y evita las cargas descompensadas (toallas, sábanas, mantas).
Reinicia el centrifugado.
Consejo: Si sueles lavar prendas pesadas, hazlo en ciclos separados para evitar el desequilibrio.
El filtro retiene monedas, pelusas, horquillas y objetos pequeños.
Si está bloqueado, la lavadora no puede evacuar el agua y por seguridad no centrifuga.
La lavadora no desagua.
El ciclo se queda detenido en la fase de vaciado.
Olor desagradable en la zona inferior.
Sitúa una toalla y un recipiente.
Abre la tapa del filtro (parte inferior frontal).
Gira el tapón y deja salir el agua residual.
Retira suciedad, objetos y pelusas.
Vuelve a colocar el filtro y prueba de nuevo.
Advertencia: Si el filtro no gira o está bloqueado por completo, es mejor dejarlo a un técnico para evitar romper la carcasa.
Si la bomba no funciona, la lavadora no vacía el agua y no puede pasar al centrifugado.
Se oye un zumbido pero no expulsa agua.
El agua apenas se mueve por la manguera.
La lavadora se queda llena a mitad del ciclo.
Revisar que no haya obstrucciones.
Comprobar la manguera de desagüe.
Si la bomba está quemada o rota, debe reemplazarla un técnico.
La sustitución suele ser una reparación económica y muy común.
Este sensor informa a la placa electrónica del nivel de agua del tambor.
Si falla, la lavadora no “sabe” si debe centrifugar o no.
El tambor parece más lleno o más vacío de lo normal.
La máquina inicia y se detiene repetidamente.
Los programas duran más de lo habitual.
Un técnico debe revisar:
La manguera neumática del presostato.
El sensor.
Las conexiones a la placa.
El presostato puede limpiarse o reemplazarse.
Sin correa, el motor gira pero el tambor no.
El motor suena, pero el tambor no gira.
No hay vibración durante el centrifugado.
Puede notarse olor a goma quemada antes de romperse.
Reemplazo de la correa: económico y rápido.
Las lavadoras con motores universales utilizan escobillas que se desgastan con el tiempo.
La lavadora no gana velocidad.
Ruidos metálicos o chispas en el motor.
Arranca pero se detiene de forma brusca.
Sustituir escobillas desgastadas.
Revisar el motor, bobinado y tacómetro.
Es una reparación habitual cuando la lavadora tiene más de 6–8 años.
La placa gestiona los programas, el motor y los sensores.
Un fallo electrónico puede detener el centrifugado.
Códigos de error en pantalla.
La lavadora se reinicia sola.
Programas que no finalizan.
Diagnóstico por parte de un profesional:
Reprogramación.
Reparación de componentes.
Sustitución de la placa si es irreparable.
Si la manguera está instalada de forma incorrecta, la lavadora puede:
No desaguar.
Autodesaguar.
Retener agua sin llegar al centrifugado.
Asegúrate de que:
La manguera está elevada a la altura indicada (entre 60–90 cm).
No está doblada ni taponada.
No hay sifonamiento.
El exceso de detergente provoca demasiada espuma y el sensor de nivel la interpreta como agua, bloqueando el centrifugado.
Usa jabón líquido de calidad.
Reduce la cantidad si la ropa no está muy sucia.
Realiza un ciclo de enjuague adicional.
Si la lavadora no detecta que la puerta está cerrada, por seguridad no centrifuga.
No inicia el programa.
Ciclo bloqueado antes del centrifugado.
Código de error relacionado con la puerta.
Sustitución del bloqueo de puerta.
Puedes intentar solucionar:
✔ Redistribución de carga
✔ Limpieza del filtro
✔ Revisión de la manguera
✔ Eliminación de espuma
Pero debes llamar a un técnico si notas:
Olor a quemado
Ruidos metálicos
Tambor que no gira
Bomba que no funciona
Error electrónico
Puerta que no bloquea
Intentar abrir el panel sin conocimientos puede provocar daños mayores.
No siempre. A veces se debe a un filtro sucio o a ropa mal distribuida.
Depende de la avería: bomba, motor, correa, placa, etc.
Cada caso requiere diagnóstico previo.
Solo las comprobaciones básicas.
Los componentes internos deben manipularlos técnicos certificados.
Si la reparación es menor (correa, bomba, escobillas), suele ser más económico reparar.
Si tras revisar todo tu lavadora sigue sin girar, lo más probable es que exista un fallo interno en:
Motor
Bomba
Sensor de nivel
Placa electrónica
Correa
El diagnóstico de un servicio técnico profesional de lavadoras evita averías mayores y garantiza una reparación segura.
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